El color es una herramienta poderosa para captar el interés de los espectadores. Las fotografías con colores intensos pueden tener un fuerte impacto inicial, pero algunas veces los colores vivos y contrastantes no son fáciles de utilizar para lograr una imagen armoniosa.
Con los colores podemos expresar sentimientos y emociones, los tonos fuertes reflejan alegría, energía y fuerza, mientras los suaves nos inducen a la calma.
Los colores brillantes son atractivos por sí mismos, pero al componer una imagen debemos limitar el número de elementos y de formas para que no quede muy pesada visualmente.
Los colores en sí mismos no son fuertes o suaves, el rojo puede ser un color fuerte dependiendo de su saturación, incluso podría llegar a convertirse en un color suave o neutro, como resultando en gran medida, del tipo de luz a la que esté expuesto.
La luz fuerte y brillante resalta los tonos saturados, una luz suave los acerca más entre si.
Los contrastes de color se consiguen cuando incluimos en una imagen tonos muy saturados y que estén muy separados entre sí. Una luz fuerte ayuda a crear un efecto más dramático y acentúa la luminosidad de la imagen.
Si vamos a hacer un retrato utilizando colores fuertes y una luz contrastante debemos tener cuidado de no crear sombras en la cara.